Ningún lugar de la Tierra es comparable a esta enorme selva blanca de fuerzas elementales: nieve, hielo, agua y roca. La Antártida es sencillamente impresionante.
La lejanía, su frío extremo, sus plataformas de hielo y cordilleras desafían al viajero a aprovechar la vida al máximo. Actualmente, los visitantes pueden incluso escalar picos o navegar en kayak. Sin embargo, nada es comparable a las escarpadas grietas de un espectacular glaciar o a la inmensidad del casquete polar.
Los nombres de los exploradores están escritos en las costas antárticas. Famosos pioneros, desde Cook hasta Amundsen y Scott, intentaron penetrar en esta vasta y misteriosa tierra, cada uno con diferentes grados de éxito. Los visitantes pueden seguir sus pasos e imaginar lo que suponía navegar a través de bloques de hielo con un barco de madera o avanzar en trineo por la meseta polar.
La Antártida acoge varias de las especies más extraordinarias del mundo. Algunas, como las ballenas, migran desde lejanos lugares, mientras que otras, como la foca de Weddell y el pingüino emperador, viven cerca de sus orillas.
Solo hay que dejar que la mente se eleve en un lugar casi libre de la huella humana. Es una experiencia mágica.
VIAJAR A LA ANTÁRTIDA | QUE VER Y HACER
Observación de pingüinos y ballenas
Observación de pingüinos. Nada más ver a estos animalitos, sabrás que se has llegado a la Antártida. Desde el pequeño pingüino Adelaida, con esmoquin, hasta el más grande del mundo, el elegante emperador, estas criaturas están aquí en su hábitat. Verlos salir del agua o deslizarse por el hielo como si fuera un tobogán es todo un espectáculo.
Avistamiento de ballenas. Una de las mayores recompensas de navegar por el Océano Antártico es la posibilidad de ver ballenas durante su migración. Podremos estar lo bastante cerca para disfrutar del “baño de la ballena”. Junto a la orilla helada puede haber manadas de orcas en plena caza.
Canal de Lemaire
Este estrecho es un eterno favorito. Bajo un cielo rosa pálido, los glaciares avanzan lentamente desde las montañas hasta el mar. La zódiac se desliza hasta más allá de un témpano de hielo coronado por focas de Weddell y de otro poblado por pingüinos gentú. En el Cabo Renard, dos picos redondeados dominan el paisaje.
Bahías de Paraíso y Charlotte
Bahía Paraíso. Los balleneros que faenaban en las aguas a principios del s. XX, bautizaron a este puerto como Paraíso, obviamente fascinados por los impresionantes icebergs y los reflejos de las montañas del entorno. Los pingüinos gentús y los cormoranes, que anidan en los restos de la argentina Base Brown, lo consideran su hogar. Podremos observar icebergs en sus aguas.
Bahía de Charlotte. Al igual que Puerto Paraíso puede haber icebergs recién desprendidos en sus nítidas aguas. Muchos cruceros se acercan hasta aquí. Cerca de la Isla Cuverville hay una de las colonias de pingüinos gentú más grandes, de miles de parejas.
Isla Decepción
Esta isla, con su puerto secreto, laderas con nieve cubierta de ceniza y colonias de pingüinos oculta en el Baily Head, ofrece la rara oportunidad de navegar por el interior de un volcán. La isla es un lugar emblemático por la arqueología industrial de su estación ballenera abandonada, medio destruida por un flujo de lodo y una inundación provocados por una erupción. En la isla se puede hacer una inmersión en sus cálidas corrientes geotérmicas.
Base McMurdo
Conocida como Mac Town, es la base más grande de la Antártida, es para muchos el punto desde el que avanzar hacia el interior. La base suele ser un enjambre de avionetas y motos de nieve, mientras los científicos van y vienen de los campamentos base y el complejo de edificios principales. Los visitantes no pueden evitar sentirse contagiados por el virus de la ciencia.
Gastronomía de la Antártida
Se comen muchos tipos de marisco y pescado, langosta, cangrejo, y mejillones, pez espada, mero, pargo, lubina, platija, trucha y salmón.
Kayak en la Antártida
Estas heladas aguas figuran entre las mejores del mundo para la práctica del kayak. Es increíble ver cómo los remos cortan la cristalina superficie de estas aguas a bajo cero, entre altísimos icebergs y formaciones de hielo de brillantes tonalidades. Además, quizá las focas se deslicen bajo el kayak y los pingüinos se reúnan en la orilla tras darse un chapuzón.
Isla de Ross
Cabo Evans. Llegar al Cabo Evans, nunca ha sido fácil. Aquí encontramos la cabaña de Robert Scott. Dentro de la cabaña de la fatídica expedición del Terra Nova, una colección de banderines de trineos, arneses de ponis y el susurro del viento recuerda a los desdichados que, desde aquí, intentaron llegar al Polo Sur. Hay que visitar la sala de literas del capitán y ver las provisiones y el material fotográfico perfectamente conservados.
Cabo de Royds. Al entrar en la cabaña de Shackleton, sorprendéntemente intacta, se accede a un mundo de hace un siglo. En unos estantes se alinean botes de cristal con medicinas; sobre una litera reposa un saco de dormir; y, apiladas en el suelo, hay latas de comida a la espera de unos comensales que nunca llegarán. Ahora, los pingüinos Adelaida, que crían en verano, pueblan el cabo.
Barrera de hielo de Ross
Esta impresionante capa de hielo, suponía una intimidante barrera para muchos exploradores antárticos. Aunque su parte frente al mar es la «más fina», de apenas 100 m de espesor, es tierra adentro, donde los glaciares se encuentran, el grosor alcanza los 1.000 m. Esta barrera de hielo flotante formó parte de las rutas que tomaron Admundsen y Scott para legar al Polo Sur.
Georgia del Sur
En la parte posterior del cementerio de balleneros de Grytvike, una enorme lápida de granito señala la última morada de Ernest Shackleton. En la antigua estación ballenera aún quedan vestigios de aquella industria, mientras que el museo ofrece una visión de la vida de los balleneros así como de la historia de la región y su fauna.
Estación Polar Amundsen-Scott
Hace 100 años Roald Amundsen llegó por primera vez a el Polo Sur. Hoy hay una base de alta tecnología rodeada de equipos de observación astrofísica de vanguardia, incluido un detector de neutrinos enterrado a unos 1.900 m bajo el hielo. Para el visitante, el hecho de inmortalizarse junto a las banderas al viento y el poste con el globo terráqueo es, sin duda, algo épico.
Información práctica de la Antártida
CLIMA
Diciembre y enero, hay 20 h de luz solar. Las crías de los pingüinos salen del cascarón y las aves planean.
Febrero a marzo es el mejor momento para ver ballenas. En noviembre, el hielo se quiebra.
Abril a octubre, el amanecer y atardecer regala impresionantes cielos, excepto en pleno invierno, cuando la oscuridad reina las 24 h. El invierno trae Auroras Boreales, aislamiento y temperaturas extremas.
DINERO
Cada barco organiza la economía a bordo a su manera, aunque en general se suele aplicar una cuenta que se paga al final del viaje. Estas facturas suelen abonarse en efectivo, cheques de viaje o tarjeta de crédito, pero es mejor preguntar a la compañía.
Cajeros automáticos/bancos No existen, por lo que hay que llevar efectivo y tarjetas.
Moneda. Bases científicas, dólares estadounidenses, euros y libras esterlinas.
Propinas En algunos barcos las propinas están incluidas (preguntar al operador). Aunque es algo voluntario, si no están incluidas en el precio suele dejarse algo para la tripulación y el personal. Hacia el final del viaje, casi todos los operadores ofrecen baremos.
VISADO
Al no estar controlada por un único gobierno, los visitantes no necesitan visado. Todos los operadores turísticos y barcos deben obtener un permiso en su país de origen (cuya normativa varía). En caso de duda hay que preguntar al operador.
VIAJES A LA ANTÁRTIDA
Crucero por la Antártida
9700€